¿Y SI HUBIERA ABORTADO QUE?
Autor: Pbro. Julián Loaiza Henao
- diciembre 8, 2019
La fiesta de la Inmaculada Concepción que celebramos este fin de semana es proclamada por el Papa Pío IX en el año 1854 donde declara que la Virgen es totalmente Inmaculada, Inocente, Pura y Santa; es una oportunidad para
reflexionar sobre la vida. La Virgen, en palabras de San Agustín, es prototipo de mujer, de joven con vocación especial.
Hablar de la vida y de la defensa del ser humano y de su espiritualidad en medio de la cultura del descarte, como lo menciona el Papa Francisco, es ser testigos valientes de que la vida es posible, mucho más en este tiempo donde en nuestro país, no solo se ha aprobado el aborto en los 3 casos, sino también es muy triste ver el abuso de autoridad de la Corte Constitucional, a la cual la Conferencia Episcopal de Colombia le ha manifestado que no tuvo en cuenta el mandato expreso del art. 4.1 del pacto de San José, el cual ordena la protección del derecho a la vida de todo ser humano “a partir de la concepción”. Son muchas las reflexiones éticos y morales sobre los conceptos de Interrupción y muerte o fin, sobre todo porque algo que se interrumpe tiene la opción de reiniciar, en cambio
una vida no se reinicia, ella muere.
De igual manera es lo que se puede entender de la ley, la cual, no tiene en cuenta los efectos de conciencia y los riesgos físicos y psicológicos que puede tener la persona a la hora de practicarse el aborto, es más, el gobierno se lava las manos, en medio de esta cultura relativista, en dejar la decisión del inicio de la vida en manos de los padres y se puede evidenciar un desamparo del niño que quiere nacer.
¿Qué hubiera pasado si la Virgen hubiera “interrumpido” su embarazo? Podemos sacar una única hipótesis: Cristo no nos habría Salvado, la salvación no habría sido posible, el proyecto de salvación no se habría hecho realidad. La Virgen es puente entre Dios y la humanidad. Interrumpir una vida es no permitir que esa alma realice la misión que Dios le va a encomendar para ser luz en algún lugar de la historia de su vida.
Que esta Navidad encendamos una vela por nuestras madres gestantes, por nuestros jóvenes para que tengan mayor conciencia de la importancia de la vida Virgen Inmaculada, con tu poderosa intercesión protege la vida de los niños, de los padres y regálanos la pureza de ser cuidadosos con nuestra propia vida y de la vida que tenemos a nuestro cargo.
*Docente Universidad Católica de Pereira