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Una historia para recordar

Autor: Jhon Willmar Toro Zapata

Cuenta la historia que un hombre perdió a su esposa el año anterior y le prometió que haría lo que fuera por seguir viviendo con sus doce hijos. El padre angustiado por el nuevo comienzo y con la responsabilidad de la crianza y de no defraudar a su esposa, empezó a examinar el potencial de cada uno de sus hijos.

Les invitó a una cena y llamó a sus siete hijos mayores y les dijo: cada uno de ustedes cuenta con treinta y un oportunidades para lograr lo que quieran en la vida; no será fácil porque los días serán prolongados, pero esto les servirá para cumplir sus propósitos, ellos se quedaron pensando y decidieron acentuar las palabras del
padre; luego llamó a los cuatro del medio y dijo: no crean que por tener una oportunidad menos se quedan atrás, sí lo piensan cada uno de ustedes tiene treinta éxitos en sus manos y son los que motivan a sus hermanos mayores para que continúen su legado; si suman los tiempos de ustedes, serán ciento veinte apuestas para lograr sus metas. Al hermano menor que se encontraba al principio de la mesa le explicó: no creas que por tener en tu mano solo veintiocho rosas nada puedes hacer, al contrario, tú eres el motivador de todos, contigo, todo será más fácil.

Julio el séptimo hijo expuso: Me siento muy motivado por lo que está pasando, me comprometo con hacer una evaluación de las tareas y como estoy casi al medio me queda fácil de mirar los 217 días de los hermanos mayores, los 120 de los del medio y los 28 de mi hermano menor y agregaré ánimos para que los seres humanos
puedan cumplir sus propósitos.

El cuarto hijo se comprometió a hacer un pare en la mitad de sus días para reflexionar y pensar en lo sagrado. El quinto hermano dijo que se comprometía a celebrar las fechas que tuvieran que ver con las madres, para conmemorar sus esfuerzos y fatigas. El sexto dijo: me comprometo a celebrar a los padres que día a día luchan por sus hijos y se desvelan por ellos para construir su futuro. El octavo hijo señaló: como soy uno de los mayores y debo cuidar de todos, me comprometo a ventilar sus días para que el calor de la cotidianidad no los sofoque. El noveno se comprometió a celebrar la vida y la amistad para que todo tenga sentido. Y así cada uno de los hijos se comprometieron a florecer 365 veces para que la vida continué su marcha.

2025 se levantó de la mesa y con su bendición despachó a sus hijos a cumplir sus metas.

Docente Universidad Católica de Pereira

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