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La violencia en Pereira en el 2024

Autor: Luis Adolfo Martínez Herrera

Pereira ha experimentado un aumento de la violencia homicida ocurrida en el 2024. Lo que más preocupa de dicha problemática está relacionado con la sevicia en algunos de los casos, en las informaciones que buscan masificar la idea del retorno de la mal llamada “limpieza social”, y en el incremento de las tasas de homicidio.

La desinformación profundiza la tensa calma: que los Flacos o el Ejercito Gaitanista están disputando la hegemonía criminal de Cordillera, que los Mexicanos expanden su accionar en el Eje Cafetero, que se trata del retorno de narcos que han cumplido sus penas en el exterior, entre otros comentarios.

Lo cierto es que los asesinatos preocupan a la ciudadanía y múltiples sectores sociales cobijados bajo el lema: “todas las vidas importan” expresan su preocupación en los escenarios públicos exigiéndole a las autoridades claridades sin importar la condición social, económica o política.

Desde el Observatorio de Seguridad Humana, Educación y paz, instancia interinstitucional coordinada por la Universidad Católica de Pereira, se han analizado algunas de las explicaciones difundidas.

Los análisis nos permiten destacar tres situaciones. Por un lado, la relativa focalización en barrios específicos, el tipo de asesinatos, las formas como se han querido “exhibir” los cuerpos, señalan la intención de enviar mensajes al interior de estructuras criminales. Dichos mensajes destacan las pugnas por el control de una de las líneas de acción de la estructura delincuencial Cordillera.

Un segundo escenario, señala la disputa parcial por uno de los mercados criminales de La Cordillera. La presencia en la región de Grupos Armados Organizados, Grupos de Delincuencia Organizada y Grupos de Delincuencia Común Organizada, denotan un escenario criminógeno que posee “equilibrios parciales”, los cuales por coyunturas, dinámicas y fluctuaciones de unos mercados criminales interconectados con mercados legales y con dinámicas globales, genera conflictos de baja intensidad en los territorios donde confluyen dichos actores generando disputas entre estructuras criminales exógenas a la región cafetera. A pesar de la complejidad y los relativos equilibrios criminógenos, la hegemonía criminal de Cordillera, incluyendo las tensiones con estructuras especialmente del Norte del Valle del Cauca, no está en cuestión. Su hegemonía criminal que supera los 20 años no se encuentra -en este momento- en un proceso de deterioro operacional. Las recientes medidas del orden nacional que buscan intervenir la región cafetera si debe inquietar a los mandos de Cordillera; seguramente conoceremos resultados en el mediano plazo.

Por último, unas prácticas sociales violentas explican la existencia de prácticas de exterminio de lo que algunos sectores consideran como “indeseados”. La creación de estigmas sociales ha llevado a la consolidación de prácticas que justifican violencias y prácticas de terror.

En este complejo escenario criminal se torna necesario la adopción de medidas integrales y coyunturales como la adopción de Alertas Tempranas que propendan por propiciar medidas de seguridad a los actores sociales que están en la primera línea de exposición a las violencias.

Los llamados a la militarización, de aumento en las penas o la propagación de discursos de odio a sectores socialmente excluidos, sólo contribuyen a la generación de estigmas en los territorios y en algunos sectores sociales; tales medidas generan votos, pero no desmantelan estructuras criminales cambiantes, arraigadas en ciertas prácticas tradicionales que han justificado el crecimiento económico bajo el discurso cínico del progreso del todo vale.

Docente Universidad Católica de Pereira

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