SU VOTO, MI VOTO, NI SE COMPRA NI SE VENDE
Autor: Universidad Católica de Pereira
- octubre 22, 2015
Una de las decisiones más importantes que el ser humano debe tomar es la de elegir sus gobernantes. Aquí entran en juego la conciencia, las emociones y ante todo la razón. Con ellas debemos ir este domingo a ejercer un deber que ha sido llamado “sagrado”, como sagrado es el derecho a la salud, a la educación, a tener una familia, a la realización personal y social. De ahí que debemos prepararnos convenientemente a este acontecimiento.
Espero que todos nosotros los electores hayamos conocido los planes de gobierno que proponen los candidatos, el compromiso con la verdad, el deseo de servir y ser éticamente trasparentes y responsables.
No nos dejemos llevar por las emociones de última hora, ni que nadie nos sugiera o aconseje, mi voto es solamente mío, es único e intransferible, nada ni nadie puede ejercer presión sobre él.
El voto es la única herramienta para derrotar la inseguridad, la falta de oportunidades, la corrupción, la pobreza, las muchas problemáticas que tenemos de espacio público, de acceso a la educación, de violencia intrafamiliar y de falta de oportunidades.
Este domingo tenemos la gran posibilidad de opinar y decidir con firmeza por nuestro presente y por el futuro de nuestra Ciudad y nuestro Departamento.
Como la canción “ni se compra ni se vende”, dejar que compren su voto es fácilmente y sencillamente estar aportándole a la violencia, es abrir un “desagüe” de los bienes públicos que van a parar en aquellos que compraron el voto y enriquecerlos más, es decirle no a la paz y al desarrollo, es ver niños y niñas desnutridos y tristes porque no tienen una alimentación balanceada y una educación real con oportunidades. Si permite que le
compren el voto es un delincuente.
Sé que son muchas las necesidades que tenemos, pero éstas no pueden ser excusa para ofrecer, vender o dejar el voto en manos de aquellos que solo les interesa que los elijamos cueste lo que cueste; vender el voto es no tener conciencia del desarrollo al cual debemos comprometernos y el que nos deben asegurar nuestros gobernantes. Si vende el voto no se rompe la cadena de necesidades y de extrema pobreza con la que seguiremos viviendo,
pues cuando se vende el voto, tiene que volver donde el politiquero que lo compró para que ya una vez elegido diga con seguridad: “perdón, no te conozco”.
¡Vamos el domingo a las urnas a votar a conciencia y construir la paz!