SOBRE PRUDENCIA, POLÍTICA Y OTRAS PANDEMIAS
Autor: Gustavo Peña Marín
- marzo 4, 2022
Siguen los temores en salud pública global, “infoxicando” a la población a través de los medios y comunicados de los entes gubernamentales que, en procura del cumplimiento a rajatabla de las resoluciones en favor de la prevención, pareciesen detonar toda clase de reacciones en las personas que prefieren no vacunarse, no usar tapabocas, aglomerarse en lugares públicos y simular un olvido de lo vivido en casi 2 años de esta nueva realidad.
Como algo que no nos afecta, la capacidad que poseemos para evadir el llamado al orden y cumplir la norma se convierte en una especie de motivación o algún tónico cerebral que nos hace llevar la contraria. Sin embargo, esa misma capacidad deberíamos potenciarla para contradecir lo que está andando mal en este país y que se hizo norma justamente con el millón de pesos del salario mínimo para 2022 que no alcanza ni para lo que “vale un huevo”.
Se nos avecina una responsabilidad política como ciudadanos en un año electoral… ¡pero cuidado!, no como politiqueros que es muy diferente. Tenemos un deber, más que un derecho para elegir, y como tal debemos asumir compromisos a largo plazo con nosotros y los hijos que se vienen formando en ciudadanía tácitamente, porque ya no orientan urbanidad ni civismo en los colegios de nuestro país. Sin embargo, los adultos junto a las universidades, somos los llamados a suplir este saber ser -en y para- la sociedad.
Un pueblo excluido eventualmente por el sistema y los gobernantes que él mismo eligió, regresará a las urnas con el estómago vacío o la presión de algún cacique político y empresarial de quien dependen muchas bocas e ilusiones. Pero ¿cómo ayudamos a cambiar el “chip” mental de nuestra gente para evitar esa irresponsabilidad al elegir de afán a quien promete oportunidades de empleo a cambio de votos? ¡La respuesta siempre será la educación!
El riesgo que representa la visión a corto plazo para tomar decisiones trascendentales pone de manifiesto vacíos éticos en nuestro modelo de pensamiento como sociedad que, si lo quisiera, tendría el poder de gobernar, estudiando los planes propuestos por esos potenciales líderes, y más importante aún, asumiendo las consecuencias que implica elegir a consciencia en el mediano o largo plazo para todos y cada uno.
El año 2022, está lleno de retos en lo social, económico, ambiental, territorial, cultural y todas las dimensiones que atañen la cotidianidad, lo que nos compromete a exigirle a los gobernantes que sean servidores consagrados al público. Se nos ofrece la oportunidad de decidir con ética en favor del colectivo por encima de los intereses individuales, de manera que Colombia tenga oportunidades en la nueva realidad.
*Docente Universidad Católica de Pereira