ÉPOCA DE ABUNDANCIA DEMAGÓGICA:ESLÓGANES, CANDIDATOS, PROMESAS Y CAMBIOS
Autor: Armando Gil Ospina
- marzo 11, 2022
De manera cíclica se instala en las calles y avenidas de nuestras ciudades y en la nación entera, una vorágine de vallas publicitarias de naturaleza política, con anuncios premonitorios alrededor de idílicos y paradisíacos futuros que cambiarán la vida de “todo el pueblo”; anuncios promisorios referidos al desarrollo económico,
el bienestar social y otras redenciones: reivindicación de los pobres, desempleados y excluidos.
Una palabra común en muchos de los anuncios es el CAMBIO. Entonces, se podría preguntar de manera cándida, ¿cambio de qué? ¿cambio por qué y para qué? ¿cambio cuándo y cómo? En el universo y la naturaleza todo está en permanente cambio sin necesidad de la acción humana; ahora bien, tratándose del hombre individual y social, también son constantes los cambios:
…el niño que nace, la persona que muere, cada día todo envejece; cambian pensamientos y emociones, modelos y teorías; cambian valores y prioridades sociales, cambia el clima; la noche sustituye al día y viceversa, cambian los equipos de gobierno de una administración pública a otra, cambian los aspirantes -aunque unos permanecen, ya no son los mismos-, entre otros…
Por tanto, es pertinente formular la pregunta ética por el tipo de CAMBIO que proponen muchos candidatos a las distintas dignidades públicas; en este sentido, se derivan nuevos interrogantes: ¿se refiere al concepto aristotélico de cambio sustancial o al de carácter accidental (cualidad, cantidad o lugar)? En sus hialinas
intenciones, ¿ellos proponen cambio como proceso transformador de potencia en acto o metanoia con significado griego de retórica?
Existen propuestas de CAMBIO desde distintas perspectivas: a. individuales, b. de coalición, c. colectivas; la primera es no probable, porque los cambios estructurales se explican por fuerzas sociales fundamentalmente; la segunda es poco probable, por la heterogeneidad de intereses y su conformación coyuntural y, la tercera, tiene algún rango de probabilidad, no obstante, adolece de transformadoras evidencias empíricas.
De tal modo, la reflexión está referida a una visión de país ¿pesimista? ¿realista? ¿retadora? ¿oportuna? ¿de inmediata transformación? La historia nacional evidencia capacidad de abnegación de la gente, invaluable capital social genético y manifiesta resiliencia motivada por la esperanza, el optimismo y la confianza en
procesos de mejoramiento social mediante incesante búsqueda de condiciones democráticas y construcción colectiva de una sociedad más digna e incluyente.
Colofón: tiene la clase política otra oportunidad histórica para propiciar un punto de inflexión hacia un futuro equitativo y justo, para que las nuevas generaciones de colombianos agradezcan el CAMBIO de ruta, sentido y ética de la política nacional; de lo contrario será la repetición desgastada de lo mismo. Como lo expresara G. Tomasi (1958) «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie».
*Docente Universidad Católica de Pereira.