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Planeación en tiempos de crisis

Autor: Sebastián Pinzón Salazar

Las realidades que hoy atraviesan las organizaciones como consecuencia de la pandemia por Covid-19 son diversas y complejas. Sin duda alguna, para todos los sectores económicos, la emergencia sanitaria fue un factor sorpresivo que irrumpió la cotidianidad, las proyecciones y ejecuciones institucionales. De acuerdo con la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, para este año 2020 se espera en el mundo una desaceleración del crecimiento económico del 2.4%, en parte, se debe a las afectaciones en las cadenas de suministro, materias primas, pérdidas de empleos, incertidumbre y fallas en la planeación, lo que se traduce en
una crisis mundial sin precedentes.

Este panorama ha llevado a que múltiples empresas despidan trabajadores, incluso a que finalicen sus operaciones; no obstante, algunas organizaciones han logrado hacer una identificación de necesidades, diagnósticos oportunos y ejecución de acciones concretas, permitiéndoles mantenerse en mercados que serán aún más competidos. Estas organizaciones se caracterizan por dar un lugar central a las personas y se apoyan de su inteligencia, creatividad e innovación para resolver las contingencias a las que inevitablemente hoy se ven enfrentadas por estar en un contexto que es altamente turbulento.

Precisamente, este escenario de cambios constantes invita a que las organizaciones de manera permanente (y no solo durante la crisis) hagan uso de herramientas que acompañen la gestión desde un marco estratégico y así se
posibilite el logro de los objetivos institucionales. Cuando una organización no planea, la adversidad genera problemas de gran índole, en cambio, cuando existe planeación, las organizaciones se enfrentan a la crisis con mayores recursos sociales y organizacionales, lo cual, les permite soportar la crisis, pero, además, crecer y aprender de ella para fortalecer sus procesos. Por tanto, la pregunta no es si las organizaciones deben o no hacer planeación, la pregunta es qué tan preparadas están para hacerlo.

Si bien la planeación debe ser incluida en cualquier etapa del ciclo de vida de una empresa, no únicamente es aplicable en estas dimensiones organizacionales tan robustas, también se debe considerar en menor escala, específicamente, en escenarios familiares, donde también se tienen recursos limitados que se deben administrar, pues las familias requieren de estos y por tanto se deben adquirir y/o reabastecer; una correcta gestión permite adaptarse también a situaciones imprevistas, resignificando el camino e intentando garantizar la sostenibilidad de la unidad en el tiempo, no se puede recurrir únicamente a la “fortuna” de librarse bien de circunstancias adversas, se deben contemplar alternativas en diferentes momentos que permitan adelantarse a gran parte de los acontecimientos para tener un margen de acción que sea favorable para los intereses de los interesados, pero
también, para acercarse a tomar las mejores decisiones.

*Docente Universidad Católica de Pereira

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