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¡No sólo servicios de salud!, el cuidado como personas antes que como usuarios

Autor: Lucy Nieto Betancurt

Cuando hablamos sobre las condiciones de salud, terminamos quejándonos de las dificultades para acceder a la atención. Esto es lo que expertos han denominado barreras en el acceso. Alrededor de esto se ha propiciado una especie de normalización en la que ya sabemos que acudimos solo en casos extremos para poder llegar por la vía de urgencias, porque sabemos que una cita tardará, que no nos atenderá un especialista, o desconfiamos de la eficacia de su intervención, o en el momento de ser atendidos nuestra situación de salud ya habrá cambiado sin
haber sabido nunca qué sucedió, ni si seguirá afectándonos.

En salud mental es aún más crítico. Gracias a la Organización Mundial de la Salud, se ha promovido la atención especializada como forma de cuidado en salud mental. Se ofrecen servicios de psicología y psiquiatría, pero con un enfoque centrado en el trastorno y que se muestra como la única opción sin considerar cómo funciona nuestro sistema, ni las necesidades de la población. Muchas personas no llegan a acceder a estos servicios. Aquellas que lo consiguen, son nómadas en un sistema que requiere de mañas, tiempo y dinero para fluir en él.

Esta atención que nos trata como usuarios y no ofrece el vínculo que queremos como personas, ha desconocido opciones y formas valiosas de cuidado que autores como Merhy ha denominado tecnologías leves del cuidado, que involucran la dimensión subjetiva. Reconoce el conocimiento que personas y comunidades tienen sobre su salud y su cuidado. Son producto de los flujos de conexión que ocurren “orientados por el deseo de que la vida sea el centro”. Involucra formas de cuidado cotidianas que conocemos y desplegamos para atender el sufrimiento; tales como juntarse, hablar, ofrecer ayuda, comentar las preocupaciones, escuchar en silencio, acompañar. Este cuidado tiene lugar en escenarios de encuentro, agrupaciones, en escuelas, parques, en los
que incluso participan los profesionales sin enmarcarse como prestador de un servicio.

Así, se da lugar a escuchar el sufrimiento sin ser tratado como enfermedad que debe corregirse. Sobre esto deseo llamar la atención, para cuidar de la salud mental, si bien los servicios de atención en el sistema son importantes, la manera en que se despliegan los hace insuficientes. Exhorto a que como profesionales y ciudadanos reconozcamos en lo cotidiano esas formas de relación, de cuidado, de conversar que es la vida en escena y produce vida y que a veces es la única opción para aquellos que se topan con las barreras de los servicios de salud o no cuentan con los recursos para acceder a una buena atención profesional que cuide su salud mental.

*Docente Universidad Católica de Pereira.

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