La violencia en época electoral.
Autor: José Julián Javela González
- mayo 13, 2022
La agresión y la violencia se estudia en las aulas de clase, pero se vivencia en la calle, claramente está presente en diferentes escenarios como en la casa, el colegio, el trabajo, el estadio, es decir, en cualquier lugar. Sin embargo, la impresión general es que no somos tan violentos como lo solíamos ser por estas fechas de elecciones; ante lo anterior me surge la pregunta, ¿Los niveles de violencia en colombiana han bajado? ¿Podríamos pensar tal vez que estamos alienados al contexto internacional, que considera estamos en la era menos agresiva y violenta de la historia?
Vale aclarar que la agresión es inherente a nosotros, es una respuesta biológica de tipo adaptativa y siempre nos acompañará, pero la violencia no. No tiene por qué acompañarnos, sin embargo, somos la única especie que hace daño con intención de obtener beneficio. La respuesta a las preguntas anteriores es un rotundo no, no somos menos violentos, solo ejercemos la violencia de manera diferente, ha mutado, se ha transformado, más oculta, opaca, solapada. Es más,seguimos consumiéndola en la comodidad de nuestra casa, incluso de forma
morbosa, como espectadores, es el caso de la guerra en Ucrania.
Ahora bien, en estos momentos electorales es eso lo que se presenta; una violencia oculta en donde unos y otros buscan la muerte política desprestigiando al contrincante, acepto, hemos avanzado, al menos no se asesina al contrincante como en los 90. Pero la violencia se vivencia claramente entre partidos y se vuelve en muchas ocasiones algo absurda y descarada.
El reflejo de nuestra actual situación de confrontación como país entre izquierda y derecha, y la cero tolerancia a la violencia explícita ha llevado a ejercer estrategias violentas más sutiles que son trasladadas del escenario de la discusión política en la casa, el trabajo en el que se busca desprestigiar al amigo, compañero de trabajo, al hermano, al vecino. Da exactamente igual quien gane estas elecciones nacionales. El nuevo dirigente nacional, tiene muchos retos y claramente el primero, y el que toda la sociedad pide, es derrotar la corrupción y mejorar las condiciones de vida de muchos colombianos que no cuentan con los recursos básicos para vivir; pero el reto más grande, a mi parecer, es unirnos nuevamente como país, respetar la opinión de otro y eliminar esa violencia silenciosa y destructiva que no nos permite progresar y confiar en el otro. Los retos son enormes, las diferencias muchas y la necesidad de ese líder nacional es urgente.
*Docente Universidad Católica de Pereira