La gestión educativa estratégica, una forma de vida institucional
Autor: Olga Patricia Bonilla Marquínez
- febrero 23, 2018
La gerencia de la educación, como práctica de la gestión a través de la transformación es abordada desde las “Prácticas pedagógicas de –formación- y su relación con la concepción de gestión educativa» que promueve el diálogo asertivo entre los contextos reflexivos y complementarios de lo Visional y lo Misional, es decir; la primera
está relacionada con la gestión directiva y la segunda se promueve desde la gestión académica y comunitaria, siendo un apoyo el aspecto financiero y administrativo, dimensiones que en las organizaciones educativas reconocen la planificación para el crecimiento y bienestar a mediano y largo plazo.
Se demuestra que un gerente educativo es quien define y comprende eficientemente si la misión de la organización está en condiciones óptimas de dar dirección y orientación a las actividades, siendo sensibles a los ambientes de constante cambio, ayudando a orientar las capacidades, potencias y recursos. Además, hace frente a las contingencias que se puedan presentar, dando mayor garantía de éxito. El gerente con una planificación de
proyectos, establece objetivos y especifica los planes requeridos para alcanzar la mejora constante y posible, de esta forma determina hasta dónde se quiere llegar, qué debe hacerse, cómo, cuándo y con qué lógica se debe hacer, exige procesos complementarios e integrales.
Concebida la Gerencia Educativa desde la interdependencia de la práctica pedagógica, las narrativas y la formación de maestros, permiten superar los modelos clásicos que se encuentran en las instituciones de educación.
Se presentan dos modelos. El primero, la gerencia a través de proceso-producto, basado en una racionalidad donde el maestro es el técnico (resuelve problemas); existencia de restricciones estructurales a la innovación educativa; visión simplista de lo educativo y perdida de sentido pedagógico. El segundo, una gerencia que evidencia procesos comprensivos, críticos con metodologías humanistas, que se caracteriza por una racionalidad práctica, presentando al maestro que se transforma desde la reflexión, el movilizador de la innovación que gira en lo pedagógico, la apertura al aprendizaje, culturas organizacionales cohesionadas por una visión de futuro y una intervención sistémica y estratégica.
Por lo anterior, la interdependencia de la práctica pedagógica, las narrativas y la formación de maestros, coadyuvan a la gestión educativa, a partir del posicionamiento del maestro como actor estratégico de su propio desarrollo profesional, además de movilizar reflexiones para la comprensión y la trasformación de una acción educadora para formar seres humanos críticos, autónomos, comprometidos con la democracia y con la inclusión
social.
*Docente Universidad Católica de Pereira