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¡Hay que votar!

Autor: Esther Julia Castaño González

Que los políticos son corruptos, que los contratos estatales se manejan a manera de trueque, que los puestos públicos se canjean sin pudor, que la política es un pastel al que le sacan tajadas, que la salud es un sistema de muerte, que los partidos políticos están pervertidos, que son unos acomodados, incoherentes y vendidos, que la seguridad ya no existe, que los impuestos nos invaden, que ninguna propuesta ofrece lo que el país necesita, que las instituciones están llenas de “mermelada”… Puede que todo esto sea verdad, pero… ¡Hay que votar!

Desde la Constitución nacional, votar es un derecho que no tiene ninguna distinción de raza, sexo, credo, nivel económico o académico. Votar es un acto libre, voluntario e individual que se ejerce sin presiones y que debe verse como una obligación social. Si no se está de acuerdo con ningún candidato el voto en blanco es la opción, más el abstencionismo no puede ser la decisión, pues el país es un asunto de todos. Colombia necesita a todos sus ciudadanos.

Cada vez que hay elecciones, una gran cantidad de ciudadanos se abstienen, es decir, dejan que otros decidan por ellos, permiten que sus intereses sean manejados por alguien a quien ellos no eligieron, delegan la responsabilidad de su futuro pues, afortunada o desafortunadamente nuestro sistema está regido por decisiones políticas… el abstencionismo es el motor de la corrupción, si no votamos no tenemos derecho moral para quejarnos de la pobreza, del desempleo, de la inseguridad y de la disminución del presupuesto para la educación, por mencionar solo algunos de los flagelos que nos aquejan. La democracia solo funciona si todos nos comprometemos.

Con diálogo, debate y la voluntad de las mayorías sobre los intereses individuales se construye democracia, además, el sistema electoral es la plataforma de la legitimidad del gobierno, por ello ¡Hay que votar!.

“De tantos millones de personas un voto más o uno menos no hará la diferencia”, la realidad es que sí la hace, cada voto es importante; la suma de todos los no votantes afecta de manera definitiva los resultados y por ende el futuro del país. El desinterés y la apatía no son la solución. Debemos participar, informarnos, involucrarnos en la denominada “cosa pública” que nos atañe, que nos concierne, que nos afecta. La abstención o la anulación del voto no genera transformación, no aporta al cambio, no produce efectos positivos en pro del bienestar de todos.

*Docente del programa de Comunicación Social Periodismo de la Universidad Católica de Pereira.

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