IMPACTOS DE LA ACTUAL CRISIS EN LA VIDA HUMANAE INCIDENCIA ESPECIAL EN LA EDUCACIÓN
Autor: Armando Gil Ospina
- febrero 19, 2021
La presente crisis -que impacta a la sociedad humana en general- es una más en el devenir de su historia evolutiva; no obstante, tiene sus peculiaridades y consecuencias sui generis, que están irrogando cambios raigales en el
comportamiento humano; ¿o acaso en su condición humana?
Esta crisis que se origina en el campo de la salud con incidencia inmediata y letal en la vida misma, se manifiesta de forma tanto endógena como exógena en el SER: de un lado, como conjunto de aporías internas que afectan su
comportamiento, incrementan los estados de incertidumbre, ansiedad y temor, conductas que generan asunción de riesgos psicosociales.
De otro lado, como grupo de vicisitudes externas referidas a factores diversos: múltiples fuentes de información antitéticas, creciente desconfianza en seguridad y en transparencia de decisiones oficiales, prevalencia de distintos renglones productivos y económicos respecto a la aplicación de determinadas normas precautelativas, efectos evidentes en las condiciones y la calidad de vida en los hogares.
Sin embargo, el Ser Humano en su perfectibilidad y razonabilidad, y mediante el acervo de capital social, axiológico y decisional que posee como elocuente expresión de riqueza cultural, está rediseñando una nueva utopía con esperanza y optimismo creador, como ha sido común denominador cuando se trata de preservar la especie; rol que es asumido por los científicos sociales, líderes y estamentos de la sociedad civil organizada.
En relación con la educación, la actual crisis exige retornar a la visión rousseauniana por parte de la institucionalidad, de tal forma que el establecimiento promueva reflexiones y debates atinentes a la cohesión de los principios de perfectibilidad, sociabilidad y libertad en el proceso de formación (y formabilidad, según Herbart) como propósito cardinal educativo.
En este sentido, las autoridades educativas desde los diversos niveles jerárquicos, deberían impulsar de forma permanente discusiones pedagógicas con contenido de autodesarrollo, autonomía, agencia, autorregulación (autotelia) en los estudiantes y los profesores, de tal manera que no se agoten los esfuerzos en aspectos técnicos y operativos relacionados con las didácticas (medios remotos y virtuales -competencias en TIC-).
En este contexto, los maestros (y otras denominaciones) están guiados -desde el deber ser- por el compromiso de contribuir con el propósito de solidificar la voluntad de los estudiantes en los terrenos de la moralidad, la autonomía y la libertad; solo así, es posible arrostrar los escollos que la crisis impone y que obstaculizan las relaciones humanas en sentido lato -como es natural-, las cuales justifican plenamente los esfuerzos por la educación con calidad en conocimientos, capacidades y valores, y concebida como consciencia rectora y factor de transformación social.
*Docente Universidad Católica de Pereira