Humanización de los entornos en la pospandemia

Autor: Yaffa Nahir Ivette Gómez Barrera

En virtud de sus propios esfuerzos, el ser humano ha querido hacer del mundo una morada digna, que le posibilite existir.

En esa búsqueda, se hace necesaria la premisa del bienestar en el entorno artificial construido, pues los espacios en los que vivimos influyen en nuestras vidas y nos moldean.

Durante la experiencia de confinamiento, ha quedado al descubierto la necesidad de realizar una serie de adecuaciones al interior de los hogares para poder atender a la simultaneidad las actividades de la vida laboral, doméstica y familiar. Teniendo que aprovechar los espacios subutilizados, incorporando elementos que no se
tenían en las viviendas para atender al teletrabajo y el aprendizaje remoto, así como delimitar espacios para realizar los rituales de higiene frente a las salidas y el retorno del contexto externo.

Las situaciones difíciles por las que ha pasado la humanidad a lo largo de su historia, siempre han dejado una serie de innovaciones que den respuesta a las condiciones de crisis, generando nuevas posibilidades desde el diseño y la arquitectura.

Es así, como ante estas nuevas condiciones que limitan las actividades cotidianas al mismo espacio; en el entorno del hogar han surgido nuevos requerimientos por atender hacia la diversidad funcional, pues ahora se debe posibilitar la flexibilidad, la adaptación a las situaciones cambiantes, la visual hacia el exterior, la adecuada
ventilación e iluminación, el aislamiento acústico para evitar el ruido, la incorporación de soluciones domóticas que eviten el contacto para la activación de determinadas funciones en la arquitectura, la incorporación de un segundo baño (si no se tiene) que permita el aislamiento en caso de la afectación de la salud, entre otros requerimientos. Esto demanda , el uso de materiales en los productos y en las viviendas que faciliten la limpieza, así como superficies antibacterianas.

Sin duda, la vivienda responde a satisfacer una serie de necesidades fundamentales para el desarrollo de las personas como la seguridad, el resguardo, la privacidad, la accesibilidad y la identidad, pero hoy en día también debe posibilitar un impacto positivo en nuestra salud física y emocional, incluso contribuir a la felicidad en equilibrio y respeto con el medio ambiente.

La humanización de los entornos que habitamos debe movilizar a arquitectos y diseñadores a desarrollar propuestas acordes a las necesidades sicológicas, sociales, espirituales y culturales que condicionan el uso de los productos y los espacios, basados en la experiencia y la actividad de las personas. De modo que promuevan la significación, el bienestar, la apropiación, la inspiración y la motivación, además de resolver la multiplicidad de funciones a las que actualmente se ve avocada la vivienda como casa, colegio y gimnasio a la vez.

*Docentes Universidad Católica de Pereira

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