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¿Ser feliz es gratis?, la felicidad como mercancía de los coach.

Autor: Lucy Nieto Betancurt

En los tiempos recientes y aún más en el marco del “confinamiento preventivo” ha proliferado en las redes sociales y en los espacios institucionales la preocupación por el bienestar y la salud mental, lo cual, se ha priorizado dado que se han reconocido como un recurso valiosísimo en las organizaciones, sobre el cual no deben escatimar su “inversión” a fin de mejorar la productividad.

No obstante, resulta preocupante que las reflexiones e intervenciones para la salud mental están siendo delegadas a los denominados “coach” o entrenadores, como se llamaría en español. Suelen ser personas que han cursado un diplomado o entrenamiento corto, con el cual adquieren la autoridad para promover la que denominan la “fórmula de la felicidad” cuya exposición generalmente inicia por preguntar a su auditorio “¿Quieres ser feliz?, ¿Hay alguien aquí que no quiera ser feliz?”, con lo cual capta la atención de los incautos que no se fijan en lo que implica
esta “inocente pregunta”.

Varias cosas que observar, primero las afirmaciones que realizan los coach cargan en sí mismas una cantidad de exigencias que repiten de manera constante y que aluden a ser derivadas de estudios aquí o allá que en muchos casos no soportan un análisis lógico y que son tan generales que aplica para cualquier cosa en la vida.

Edgar Cabanas, en su texto “Happycracia” ofrece un cúmulo de evidencias sobre esto y si desea hacerlo por cuenta propia, si busca información sobre esto, notará que los coach ofrecen sus experiencias en los fracasos, éxitos financieros y su familia ideal como garantía o evidencia que respalda lo que dicen.

Sin embargo, ¿qué dice un coach? lo que dicen es que “no hay límites, todo lo que quieras lo puedes lograr, puedes decidir tu nivel de ingresos, puedes ser tu propio jefe, la felicidad es el éxito y es sólo cuestión de disciplina”, en su ecuación el ambiente, la genética y las condiciones sociales pasan a segundo lugar y “son cosas que puedes superar con voluntad”.

El problema es que todo esto se sustenta en falacias y hacen del discurso de la felicidad la mercancía por la cual muchos quieren ir, quieren ser, verse y tener como el coach, sin notar que esta oferta constituye en sí misma la esclavitud, cerrada al consumo, la individualidad y la autoexigencia, donde no hay límites para trabajar por lo que quieres, donde cada quien decide “hasta donde es capaz de llegar”, donde se inscribe en una competencia, en la cual se anula la solidaridad, no se piensa un nosotros, que es posibilidad de pensar y construir salud mental.

* Docente Universidad Católica de Pereira

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