HACER LA VISTA GORDA Y LOS OIDOS SORDOS
Autor: Javier Alfonso López Morales
- agosto 30, 2024
Cuantos sucesos son presentados diariamente a través de los medios digitales y de comunicación, realmente se convierten en una persecución constante, que difícilmente cada persona sabrá analizar y discernir sobre lo que es verdadero o falsamente construido y exagerado. Es inevitable el hecho de tomar una u otra posición frente a cada noticia, ahora bien, desde el ciudadano común hasta la figura pública, se esperan den una opinión argumentada y sentida, que se acerque tangencialmente a las realidades cotidianas, pero no siempre esto es así.
El mundo nos presenta un panorama complejo y preocupante, perfecto alimento para pesimistas y oportunistas. El vil ataque de la organización extremista Hamas a Israel, y la exabrupta e irracional respuesta de este. La inclemente invasión de una potencia como Rusia a una nación cercana como Ucrania, pretendiendo anexarse territorio bajo la idea de formar un imperio que otrora fuera respetado y temido.
El ascenso y prolongación de dictaduras y totalitarismos que desconocen por completo las reglas del orden mundial y mucho menos, los dictámenes de las cortes internacionales. Organismos de índole global como la Organización de Naciones Unidas o la misma Organización de Estados Americanos, se ven cortas y hasta limitadas a la hora de frenar o persuadir a los actores implicados. Las elecciones electorales en Venezuela, manipuladas al antojo por el régimen dictatorial frente a la mirada desconsiderada de algunos países que ven la
democracia como un bien desechable, no importándoles el sufrimiento y angustia de su población, ni las consecuencias en materia de seguridad para todo un continente.
La expansión militar China y su influencia con la denominada “diplomacia económica” en países pobres de varios continentes, incluyendo América Latina, los cuales son incapaces de pagar sus deudas, llegando a perder infraestructura y parte de sus recursos. Los tiranos y sus posiciones autoritaristas están a la orden del día, y siguen apareciendo candidatos de ambos extremos políticos que son investigados o tienen antecedentes penales, que sin ninguna vergüenza avanzan en sus campañas proselitistas. Las crisis energéticas, ambientales y económicas no cesan, tocando límites insospechados e inciertos.
Pero lo peor de todo es la desidia e indiferencia con que actúan algunos dirigentes frente a estos hechos. Como si los valores humanos, sus principios esenciales que han trascendido en el tiempo, no tuvieran cabida ya en el inconsciente colectivo de la sociedad. Y ni hablar de la democracia, la libertad y la justicia. De allí que muchos se hacen los de la vista gorda y los oídos sordos y no comprendan que más tarde que temprano, su indolencia y silencio anestésico, les pasará la cuenta en la historia.
* Docente Universidad Católica de Pereira