¿Está todo ahí?
Autor: Vittoria Angélica Gómz Martínz
- noviembre 22, 2024
Cada vez se hace más frecuente escuchar que “ya todo está ahí” y no lo refutamos, pues por lo general alude a un lugar indeterminado, una red gigante, a la que llamamos Internet. Es una frase corta pero potente, que no da lugar a dudas a simple vista, pues sugiere que no necesita ser creado, pues otra persona ya lo pensó, lo escribió y lo compartió.
Sin embargo, resulta sospechoso que no sepamos claramente ¿qué es lo que está allí? ¿Información, conocimiento o saber? Todos están relacionados de forma intrínseca al punto que se nos dificulta en ocasiones su separación o delimitación.
Manuel Castells, en su libro La era de la información, volumen I, define la información como un grupo de datos que están organizados y que se han comunicado, mientras que el conocimiento es el resultado de un proceso que ha implicado esfuerzos de juicios razonados y/o experimentación, en la que posteriormente se ha elegido su transmisión de forma intencionada y sistemática.
Por otra parte, el saber está orientado a la experiencia, en la que se integra lo teórico, lo práctico y lo ético. Una persona que sabe tiene la información y utiliza el conocimiento para relacionarse con el mundo, los otros y él mismo.
La información se convierte en conocimiento cuando se quiere aprender y se tiene la fuerza para hacer algo para que eso ocurra, pero solo algunas veces se transforma en saber cuando, de forma intencionada, resolvemos un problema en un contexto real.
El saber es entonces una construcción consciente, volitiva, que no debe reducirse a una compilación de información o acumulación de conocimientos.
En definitiva, lo que “está ahí” es una abundancia informativa que aparece a gran velocidad al dar clic, la cual podremos convertir en conocimiento o en saber. El desafío es identificar qué información leer, luego comprenderla y posteriormente tomar la decisión de organizar nuestras acciones para hacer algo con ella en poco tiempo.
Eso sin contar con el trabajo adicional que implica identificar si esa información es válida o no, ya que todo puede ser subido sin la suficiente revisión.
La información por sí sola no es suficiente y el conocimiento no basta, siendo el saber el que está al servicio de las necesidades humanas, el cual moviliza nuevas y mejores preguntas desde perspectivas más críticas, y está ligado a la experiencia personal, logrando aplicar el conocimiento de la mejor manera posible.
Así que la invitación es a desarrollar más saberes con la información y conocimientos a los que tenemos acceso, sin perder de vista que cuando la transformamos, nosotros también lo hacemos.
Docente Universidad Católica de Pereira