EL SAN MATEO UN AUTOENGAÑO CALCULADO
Autor: Padre Diego Arcila Vélez
- marzo 23, 2017
La ciudad constituye un ámbito en el que confluyen y pueden analizarse conjuntamente dinámicas socio-políticas muy variadas. En las ciudades conviven formas jerarquizadas que van desde las más paupérrimas hasta las más opulentas, barrios enteros que reciben etnias completas venidas de los pueblos y sus campos, invasiones de pobres inmigrantes o simplemente “sin techo” que se apoderan del espacio urbano por no poder acceder al derecho de una vivienda digna.
El crecimiento urbano es descontrolado y la ordenación del espacio se somete muchas veces a los intereses políticos -mal planeados- y a los económicos representados en las grandes firmas constructoras.
8.147 casas de habitación que “supuestamente” se firmaron en un primer avance de intereses entre los que están pensando el lote del San Mateo y la inmobiliaria “Virgilio Barco”, denunciada por una edil de Pereira, es solo un ingrediente más de las muchas alertas que los ciudadanos estamos teniendo con la gran oportunidad -ya hecha efectivapara construir un parque que albergue los pulmones más promisorios y saludables nunca antes vistos.
Hoy tenemos el desafío de repensar la Ciudad desde esta gran oportunidad. Supone abordar el problema desde distintas perspectivas, no solamente desde lo político y económico. Es urgente que allí confluyan las normativas ecológicas y de cuidado de la “casa común” -como nos lo recordó el Papa Francisco-; las culturales que implican
imaginarios de construcción de los que a diario circulamos, caminamos, vivimos la urbe; de la ética, del arte, del equilibrio con la naturaleza, con el cosmos, con el ocio, el descanso, el deporte, la salud, la familia y ante todo la del aire puro y rejuvenecedor que tanta falta nos hace.
La interacción entre espacio urbano y decisión política es lo que hoy se vive ante este dilema. Todos somos el San Mateo, cualquier posición arbitraria que no apele a la justicia de la gran oportunidad que tenemos, debe ser denunciada.
Los ciudadanos nos debemos agrupar desde todas las ópticas para defender lo nuestro, lo que fue fruto de muchas donaciones recogidas por nuestros antepasados que sabían de gestas comunes y cívicas, del orgullo que siempre sentimos por ver nuestro batallón en medio de una ciudad que ya no es “pueblo”, es urbe, es “civitas” –civilización-, es empuje y nobleza labriega, emprendedora y comercial.
*Rector Universidad Católica de Pereira