El Sacerdocio es abrazar a Dios
Autor: Universidad Católica de Pereira
- abril 20, 2016
El sacerdocio no es una profesión más, es un servicio, es dejar todo para abrazar a Dios y llevarlo a todos los que lo necesitan. El mundo de hoy y especialmente los jóvenes quieren realizarse en una profesión para vivir, para ser plenos y tener muchas comodidades, para alcanzar sus sueños y desarrollar todas sus potencialidades y metas.
El sacerdocio es también un sueño y una realización, no se busca, llega “misteriosamente” y encanta.
Hoy es visto por muchos como algo extraño, difícil de entender y pocas o muchas veces “salido” de lo común; no es percibida como profesión, no es divulgada como proyecto de vida y lastimosamente, poco apoyada por la familia y la sociedad.
El joven que quiere hoy ser sacerdote debe buscar primero en su corazón y en su conciencia el camino que quiere emprender, luego debe acercarse a la parroquia y preguntar para comenzar un proceso con los designados por el Señor Obispo de nuestra Diócesis, pero sobretodo debe propiciar un encuentro con Dios, quien es realmente el que lo llama a empezar ese caminar.
El sacerdocio no aparece en la lista de profesiones y trabajos que se ejercen dignamente, porque es precisamente lo más digno y grande que un ser humano puede ejercer sobre la tierra; tan sagrado como el médico que salva vidas o como el arquitecto que construye con seguridad la casa para poder habitar en ella.
El sacerdote es el puente seguro entre Dios y su pueblo, tiene una vocación y un llamado sobrenatural que sólo puede ser entendido en la grandeza de aquel que nos regala la vida, y quiere que la donemos para que muchos sientan su infinito y misericordioso amor.
El sacerdote no es un funcionario más, ni debe actuar como tal, él debe ser ante todo profundamente espiritual, buen consejero, solidario con los más necesitados, debe presidir los sacramentos y hacer presente a Cristo en cada uno de ellos, llevándonos a todos a ese modelo de santidad y amor que Nuestro Señor nos enseñó.
La Ciudad y el mundo necesitan cada vez más sacerdotes. Por eso, mi invitación es que si tienes entre 18 y 25 años acércate a la parroquia de tu barrio o municipio, busca nuestro seminario o comunícate conmigo, yo te diré qué hacer. Te invito a que te decidas por ser plenamente feliz, Jesús Te necesita.
