EL ARZOBISPO Y SUS VERDUGOS
Autor: Padre Diego Arcila Vélez
- febrero 23, 2017
La inmediatez comunicativa del caso del Arzobispo de Cali, Monseñor Darío de Jesús Monsalve frente a la gravedad de pederastia de su ex sacerdote y las declaraciones del abogado de la Arquidiócesis de que “la familia debe saber dónde están sus hijos” para que no les sucedan cosas tan aberrantes como las que conocemos, deja ver, además del castigo merecido que se le debe dar a este violador -y que siempre Monseñor estuvo y estará dispuesto a colaborar-, una clara sensación de que por más que se acepte el error y se quiera reparar integralmente, hay un interés morboso, ambicioso en términos altamente económicos y de un amarillismo vulgar de los enemigos de la Iglesia.
Cuando se refirió a votar “si” por el plebiscito, a Monseñor Monsalve le montaron el “camuflado” indicando que era un aliado del gobierno y la guerrilla. Lo han perseguido por sus denuncias en Cali cuando afirmó que los intereses que la Nación le cobraba a EMCALI por un préstamo eran muestra clara de injusticia, un “gota a gota” que desfavorece a los más pobres y humildes.
En Medellín, cuando era obispo auxiliar, recorrió las comunas y rescató a muchos jóvenes vulnerables de la trampa del sicariato y la droga y ha trabajado por lo que hoy es la mesa de diálogo con el ELN; si a esto no le llaman profetismo y denuncia, que alguien me explique.
Afirmar que Monseñor autoriza el abuso sexual o desconoce la responsabilidad de la Iglesia en esos delitos, es una infamia, máxime cuando un abogado manipulador hace una serie de aseveraciones y los medios de comunicación que publicaron y titularon esas afirmaciones no se tomaron la molestia de consultar antes a Monseñor, y si alguno lo hizo, fue siempre bajo el “sesgo” rabioso de quien acusa y no da espacio para defenderse, cortando siempre las explicaciones con la expresión ignorante e hiriente de “Iglesia pedófila y dañina”, como si los médicos, los abogados, los periodistas y en todas partes no tuvieran de lo mismo. Mirar el ombligo del otro es fácil, el propio no.
Al ex sacerdote violador todo el peso de la ley; a los abogados – denunciante y defensorobjetividad y que prime la verdad y la justicia; a los medios y sus periodistas, sensatez y a Monseñor que ha mostrado una altura moral inquebrantable, toda nuestra solidaridad y cariño, que Dios lo guarde de que silencien su conciencia y su voz, como ya sucedió hace años en Cali con Monseñor Duarte Cancino.
*Rector Universidad Católica de Pereira