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Buena política, por caridad

Autor: Pbro. Behitman A. Céspedes De los Ríos

El 1 de enero, con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, Francisco envió al mundo un mensaje con el título: La buena política está al servicio de la paz, mensaje de especial interés para nosotros dado que el 2019 es un año de
contienda electoral en el país, y tendremos la oportunidad y la responsabilidad de elegir concejales, alcaldes, diputados y gobernadores. Ya se van mostrando los cuadros políticos, ya se van poniendo las cartas sobre la mesa, ya empiezan las uniones y componendas, ya están las campañas trabajando activamente en las comunidades.

Y esto debe interesarnos, pues todos tenemos la obligación de comprometernos seriamente en la buena escogencia de quienes pretenden postularse para hacer el relevo en las instancias del poder político.

Sin embargo, los vicios de la política, enquistados en personas, ambientes, estructuras e instituciones, hacen que cada vez creamos menos a los políticos y a sus programas de gobierno, tantas veces llenos solo de promesas mentirosas y de planes estratégicos para enriquecerse personalmente y favorecer pequeños grupos. “Estos vicios, que socavan el ideal de una democracia auténtica, son la vergüenza de la vida pública y ponen en peligro la paz social”, afirma Francisco, quien continúa diciendo que “la política es un vehículo fundamental para edificar la
ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción”.

Ya sabemos cómo obran muchos políticos, o mejor politiqueros, y ellos, a su vez, saben cómo son los electores. No les sigamos el juego a quienes solo piensan en aprovecharse del momento para suplir sus ambiciones e intereses personales. No nos dejemos tratar como tontos desmemoriados. Démosle la sorpresa, y de paso demostremos caridad por nuestros pueblos, eligiendo con sensatez, seriedad y responsabilidad social. Con inteligencia política estudiemos bien las propuestas y programas de gobierno, y apoyemos lo mejor para el bien de todos. Nadie puede
evadir su responsabilidad en la construcción de la sociedad. Colombia necesita “artesanos de la paz”, que se la jueguen toda “por el bien de la familia humana, practicando aquellas virtudes humanas que son la base de una buena acción política: la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad, la fidelidad.”

Cada cita electoral es una buena oportunidad para que, por caridad, nos comprometamos con el destino de nuestros pueblos y derrotemos los vicios de la mala política, acogiendo y practicando la buena política, aquella que está al servicio del bien común, de la paz y del desarrollo integral de la persona.

*Docente de la Universidad Católica de Pereira

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