¡Adviento, oportunidad de renovación!
Autor: Pbro. Julián Loaiza Henao
- diciembre 8, 2023
Expresa el salmista: “el Señor guarda tus entradas y salidas”, que pertinente para la vida, la cual puede estar atravesada por la depresión, la ansiedad, la frustración, el éxito, el fracaso y la plenitud, en esencia este salmo describe la actividad de la vida.
Ante una sociedad llena de actividades, de aceleres, de ir contra reloj, pero ¿hacia dónde?, ¿cuál es el sentido de todo lo que se hace?; el filósofo Byung-Chul Han lo describe de la siguiente manera: “Nos encontramos con una sociedad de gimnasios, torres de oficinas, bancos, aviones, grandes centros comerciales y laboratorios genéticos…La sociedad del siglo XXI ya no es disciplinaria, sino una sociedad de rendimiento,”.
Adviento es el tiempo de la venida del Señor, desde su etimología se puede traducir por presencia, llegada. Benedicto XVI enseñaba “que con el adventus se quería decir sustancialmente: Dios está aquí, no se ha retirado del mundo, no nos ha dejado solos”.
El adviento como presencia de Dios es una luz en la vida que hay redescubrir, experimentar de nuevo ese amor en nuestros corazones. Para lograrlo se necesita detenernos, entrar en el silencio, hacer pausa, -aspecto que es un desafío pero que puede ser un programa de vida- para ser consciente de ese amor primero, este es el tiempo para entrar en el escenario de la confianza, presentarle nuestras tareas y responsabilidades, y consagrar nuestro entorno.
Otra dimensión del adviento es la espera de lo eterno. He llegado a pensar que si hay un crecimiento de denominaciones religiosas es porque hay un grito desesperado de la persona de hoy que se siente abrumada, cansada y frustrada ante un futuro incierto, atravesado por la guerra y por tantas situaciones difíciles en el mundo.
Se evidencia también, un futuro ambiguo en el aspecto ecológico, como lo ha presentado el Papa Francisco en la última Exhortación Apostólica Laudate Deum sobre la crisis climática, donde hace una denuncia sobre la agudización “Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra que son sólo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos.”
En este adviento hagamos nuestra la invitación del Papa Francisco de alabar a Dios, de vivir un verdadero encuentro para ser conscientes de su presencia entre nosotros, para dejarlo entrar a nuestra vida y cuidar nuestras entradas y salidas. Esperemos en Dios para que Él nos humanice y sea el camino más claro para renovarnos interna y externamente en la vida personal y social.
*Coordinador Pastoral- Universidad Católica de Pereira