Titulación vs formación: ¿Hacia dónde estamos apuntando en la educaciónsuperior?
Autor: César Alberto Soto Echavarría
- septiembre 30, 2022
Las comunidades educativas nos encontramos de frente a un momento en el cual la educación se permea de las transformaciones sociales, desarrollos tecnológicos que implican la integración de nuevos modelos pedagógicos y didácticos, políticas educativas en constante cambio y representaciones diversas en cuanto al rol que
asumen estudiantes y docentes en el aula.
Como docentes en y de la educación superior, estamos convocados a reflexionar sobre los sentidos que se entrecruzan respecto a lo que implica nuestra labor en un dispositivo académico, vale la pena plantear dos preguntas a este respecto, ¿acompañamos procesos educativos en vías de una titulación para nuestros
estudiantes?, o, por otro lado, y sin excluir lo más real del proceso de titulación profesional, ¿acompañamos procesos de formación que trascienda lo estrictamente técnico e instrumental?.
Estos dos componentes, formación – titulación no son escenarios que se excluyan necesariamente, pero es importante no perder el norte de lo que nos moviliza en la educación, para no caer en concepciones que respondan a lo inmediato de los imperativos sociales de solamente “garantizar la graduación”.
La formación profesional, desde este punto de vista, se propone como un camino en el cual se configura una construcción personal, un proyecto de vida; el cual no excluye el alcance del objetivo académico por excelencia, la graduación; sin embargo, es preciso que la formación sea su fundamento. Formación en este sentido, significa, rigurosidad, la exigencia teórica, metodológica y ética, aspectos que nos convocan en un objetivo misional, aquel que va más allá de la obtención de un título, se encamina hacia la caracterización de profesionales que construyan experiencias significativas, no por acumulación de ellas en el tiempo, sino experiencias realmente transformadoras a nivel personal y académico.
De ese modo, quienes apostamos a una educación que clara y honestamente apunta a la calidad seguimos con el deseo de permitir que la formación no cese a raíz de la titulación, sino que trascienda hacia la construcción de conocimiento desde una postura crítica, con conciencia social y ética que humanice una y otra vez nuestras prácticas profesionales por encima de la tecnificación, objetalización e instrumentalización de las profesiones.
La labor fundamental de la formación profesional debe apuntar entonces hacia la transformación de contextos en los que se reflexione y se dignifique la labor de un profesional; un profesional que, desde su ser, asuma un rol asignado socialmente y busque dentro de ese rol implicarse responsablemente para hacer algo genuino de su práctica.
*Docente Universidad Católica de Pereira