La Comisión de la Verdad y la Verdad:eso que solo puede ser dicho a medias
Autor: John James Gómez Gallego
- septiembre 21, 2022
El informe final entregado por la Comisión de la Verdad sigue suscitando debates. Sus detractores señalan, que se trata de una verdad mentirosa, favorecedora de las antiguas FARC-EP. Otros creen con fe ciega; lo ven como una verdad diáfana y absoluta. Es probable que la posición de los segundos sea la manifestación de una ingenuidad comparable únicamente con la de los primeros.
La tarea realizada por la Comisión de la Verdad es titánica y tiene un valor inconmensurable. Permite historizar el conflicto, no con fines judiciales, sino desde la experiencia relatada por las víctimas tal y como ella puede ser dicha, en retrospectiva, según las marcas subjetivas que dejó particularmente, en el Volumen Testimonial.
No fueron pocas las fuentes recabadas: 28.562 personas; 14.928 entrevistas; 731 casos; 1.203 informes entregados. Una investigación nada desdeñable, lo que no ha evitado inconformidades de diversos sectores. De cualquier manera, el derecho al cuestionamiento es legítimo.
Pero resulta necesario considerar que la verdad solo puede ser dicha a medias, como lo enfatizó el psicoanalista Jacques Lacan. Su origen etimológico lo expresa. La palabra Alétheia (verdad) es lo no (a) olvidado (létheia). Esta traducción muestra una paradoja; no se trata de algo olvidado, pero tampoco de lo que puede recordarse, más bien de aquello que está presente pero es imposible de rememorarse como fiel representación de lo que fue. De allí que, como también indica Lacan, la verdad tenga estructura de ficción. Por su parte, los historiadores
reconstruyen el pasado a través de restos, cartas, testamentos, testimonios, documentos diversos, etc., pero siempre habrá agujeros, los cuales, inevitablemente, tendrán que ser llenados con la imaginación, ojalá, por supuesto, orientándose del modo más racional y verosímil posible.
¿Quién podría, pues, acceder a una verdad incuestionable? Es poco probable que alguien se arriesgue a atribuirse semejante posibilidad. Ni siquiera la ciencia. La veracidad de sus axiomas corresponde a la lógica de sus objetos. Por otro lado, si una verdad científica resulta incuestionable ello nos pondría por fuera de su campo.
Es posible que existan intenciones de velar la verdad y sustituirla con relatos más convenientes; incluso, mentir para no reconocer la propia falta. Pero quien intenta decir la verdad de manera comprometida y decidida no está exento de decirla solo a medias, desde su punto de vista, según ciertas formas de razón. De cualquier manera, siempre es mejor una verdad a medias, como solo puede ser dicha, que la intención cínica de ocultarla para sostener un relato falaz, poniendo en una orilla únicamente a héroes y en la otra únicamente a villanos.
* Docente Universidad Católica de Pereira