Nuestra responsabilidad co-creadora
Autor: Willmar de Jesús Acevedo Gómez
- junio 22, 2018
Pocas veces en la vida nos sentimos co-creadores. Es posible que ni siquiera nos hayamos planteado esta posibilidad. Generalmente todo lo que tiene que ver con la creación se lo dejamos a Dios o lo relacionamos con Él. La verdad es que así nos suene un poco raro, somos creadores con Dios, junto con Dios, aunque Él ya hizo lo que le
tocaba, ahora la tarea es nuestra.
También es cierto que el tema de Dios puede resultar algunas veces incómodo ya sea porque no aplica en nuestro trabajo o en nuestras tareas cotidianas o simplemente no creemos en un ser superior creador y ordenador del universo.
Es muy posible que todo esto se deba a que hemos utilizado y manoseado a Dios de tal manera que en su nombre el ser humano ha sido capaz de levantar las más grandes y portentosas construcciones materiales, conceptuales y espirituales y también ha llegado en su nombre a ser el protagonista de los más grandes holocaustos a través de todos los tiempos.
Si nos fijamos bien, el problema por tanto no radica en Dios mismo o en su bondad, o en su poder de creación, sino en lo que el ser humano ha llegado a hacer de Él, lo que ha llegado a comprender de Él, que para ser honestos es bien poco. Hemos hecho un Dios a nuestra imagen y semejanza y lo hemos puesto a condenar, a discriminar y además lo queremos responsabilizar de lo que nos toca solo a nosotros.
Con todo lo anterior y perdidos entre discusiones y problemas que muchas veces carecen de sentido, se nos ha olvidado que somos co-creadores de nuestro mundo, de nuestra realidad y de nuestra plenitud. Nos hemos inflado con los hallazgos de nuestra inteligencia, nos consumimos en los odios viscerales irracionales y nos hemos olvidado de nuestra responsabilidad co-creadora que se nos encomendó como misión.
El mundo no será mejor sin nuestro concurso, Dios no se encargará de eliminar la injusticia, esa es tarea nuestra, Dios no calmará el hambre de los más pobres, para eso estamos nosotros como hermanos solidarios. La paz entre los pueblos no llegará como decreto divino pues somos los únicos responsables de alcanzarla. No somos turistas de la realidad que vivimos, somos sus creadores y sus re-creadores, co-creamos nuestro mundo y nuestra realidad y de nosotros depende que sea mejor. Un escenario posible al final de nuestra vida sería que el mismo Dios nos preguntara: ¿fuiste co-creador?, ¿o solo espectador?.
*Vicerrector Académico Universidad Católica de Pereira