LA TURBU…LENTA SITUACIÓN DE LOS MIGRANTES
Autor: Universidad Católica de Pereira
- agosto 4, 2016
Al bello golfo de Turbo en el departamento de Antioquia han llegado por su costa unos 2.456 migrantes cubanos que quieren avanzar hacia los Estados Unidos, esta situación tiene en aprietos a las autoridades locales, departamentales y nacionales.
¿Qué hacer con estas personas?, ¿cómo tenerlas mientras se soluciona algo?, ¿debemos deportarlas nuevamente o ayudarlas?, son muchas las preguntas, casi todas ellas con una sola respuesta triste y deshumanizante, hay que salir de ellos.
Tanto la oficina de migraciones del Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno, como la Policía Nacional, la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo, deben entender que estamos ante un problema humanitario de marca mayor, se trata de seres humanos, familias enteras, mujeres y especialmente niños que sufren y están absolutamente desamparados ante el presente y el futuro de su existencia.
¿Dónde está tu hermano? es la pregunta que Dios creador del universo le hizo a Caín frente al asesinato de su hermano Abel y esa es la pregunta que desde la dignidad humana -a la que todos tenemos derecho-, le hacemos no solamente a la isla de Cuba sino también a Venezuela, a los países africanos y a tantos gobiernos que no aseguran la alimentación, la salud, el trabajo y todos los demás derechos que tenemos todos los seres humanos para ser plenamente personas.
En el mundo se trazan cada vez más fronteras, líneas de separación e increíblemente se piensa en construir muros y barreras para que los que se nos hacen incómodos no pasen, no se roben lo nuestro, no nos molesten en nuestro hábitat; todo esto es una muestra clara de egoísmo, falta de solidaridad y madurez como naciones.
Las escenas de personas muertas atravesando las fronteras, el vejamen al que se ven expuestos, el hambre, la desolación, las enfermedades que se generan en este tipo de situaciones, el llanto de los niños y todas las innumerables características desfavorables de los migrantes, nos deben poner a pensar de qué manera nuestra indiferencia, poca solidaridad e individualismo, hacen cada vez más difícil superar tan aberrante fenómeno.
Los habitantes de Turbo deben ver esto como una oportunidad para ser hermanos, compartir lo que tienen y ver en los migrantes a unos hermanos que seguramente como muchos de ellos han vivido la violencia, son inocentes de tanta corrupción y malos manejos de nuestros gobiernos.
