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La Colombia pospandémico que nos espera

Autor: José Julián Javela

En los últimos días he venido escuchando de múltiples medios la palabra pospandemia, refiriéndose a lo que se avecina tras la sacudida de un virus global que nadie esperaba, el término resulta a mi parecer preocupante. La actual situación que vive el país en términos económico es difícil, con una informalidad laboral de 47,8 % para el 2020 según el DANE, genera incertidumbre en torno a nuestra realidad, lo anterior evidencia personas agotadas (sin tapabocas o mal puestos) que son conscientes de la presencia de un virus tan letal como otros que han plagado nuestra historia, pero en Colombia genera más miedo el hambre que el COVID-19, no estamos en Europa donde se tiene la tranquilidad al menos ambigua de contar con los recursos públicos básicos que permitan subsidiar la necesidad de las familias.

Lo económico no es lo único preocupante en esta etapa pospandémica, la salud mental que permite mantener un equilibro con el mundo que nos rodea, está deteriorada, los elevados índices de depresión, suicidio, consumo de sustancias psicoactivas y violencia. Según la Dra Isabel Ruiz-Pérez, para el 2020 las líneas amigas de ayuda en Colombia registraron un aumento del 91%, evidenciando en este caso como la salud mental en el país puede estar comprometida.

Ahora bien, estas líneas de ayuda reciben en su mayoría llamadas asociadas a violencia doméstica o de género, la cual alcanzó récords históricos de feminicidios para el 2020 según el Observatorio Feminicidios Colombia (571 para diciembre de 2019; 630 diciembre de 2020) de esta manera podría casi con total certeza vaticinar que en nuestra Colombia pospandemia las conductas asociadas a la agresión y la violencia (no hablo solo la violencia de género) no solo no van a reducir, si no que por el contrario se incrementarán por la situación socioeconómicas del país.

Ante este panorama, ciencia y tecnología son claves, sin embargo tendremos que hablar de incertidumbre o preocupación, si nuestros dirigentes no vislumbran que nuestro futuro pasa menos por adquisición de armamento y más por inversión económica en ciencia y apoyo a las instituciones que por derecho tiene que propender por hacer esa ciencia, las universidades.

Los conflictos bélicos y económicos en el futuro serán de índole microscópico y con ello me refiero a pandemias, y para esta guerra se requieren profesionales preparados en todas las áreas del conocimiento. Pero especialmente en manejo de conflictos derivados de problemas en muchos casos económicos y sociales que permitan desarrollar estrategias claras y precisas en mediación de conflictos locales o nacionales que los mitiguen en un país que iniciará en los próximos meses su etapa pospandémica.

 Docente Universidad Católica de Pereira

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