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El retorno de la historia y el fin del miedo

Autor: Jaime Montoya Ferrer

En algún momento se pensó que con la globalización y el dominio unipolar de Estados
Unidos en los años noventa, entraríamos en un estado de estabilidad social sin luchas
ideológicas y sin nuevas búsquedas en las dinámicas del desarrollo, debido a que por fin,
de acuerdo a Fukuyama, la humanidad había alcanzado el estado mejor y más deseable
del capitalismo y la democracia liberal. Otros pesaron que la historia lo que hace es
perpetuar los mitos fundacionales como factores de alienación que ocultan la verdad.
Estas y seguramente otras razones de este estilo, alimentaron la idea que en la formación
del ciudadano colombiano no hace falta el conocimiento de la historia y por tanto lograron
hacerla desaparecer del currículo de la educación básica.

Pero las realidades nacionales y mundiales son complejas y nada estables, el mundo se
debate y se desangra en medio de las ideologías, los intereses y los poderes. En
Colombia las divisiones y fragmentación social frente a los procesos que se viven, se
deben en gran medida a la falta de identidad como nación y como ciudadanía.

La decisión de suprimir la enseñanza de nuestra historia nos ha robado la capacidad de
pensarnos estratégicamente, de elaborar propuestas que no permitan comprender las
tenencias de la geopolítica mundial y el papel que debe cumplir las diferentes
instituciones. Sin historia es más fácil para cualquier político o agente social mal
intencionado crear falsas expectativas, construir temores, pues los miedos se profundizan
por la ignorancia. La capacidad analítica del contexto social por parte de cada colombiano
se ha limitado, cada cual explica su situación como un acontecimiento fortuito producto de
su particular condición.

Se debe defender y acoger con satisfacción la idea del retorno de la historia a las aulas
ordenada en la Ley 1874 del 27 de diciembre de 2017, pese a estar en medio de una
diluida ambigüedad de las ciencias sociales. Es bienvenida porque se necesita recuperar
el sentido de pertenencia como Nación. Se debe formar la visión crítica del ciudadano
para comprender el papel histórico frente al mundo, comprender que existen barreras y
oportunidades estructurales del país que han sido creadas y sostenidas por las decisiones
intereses y luchas de unos actores o sectores sociales y que al comprenderlas podemos
cambiarlas, superarlas o mejorarlas. La enseñanza de la historia es fundamental para
comprender que seguramente como colombianos tenemos mucho de que ocuparnos,
pero también mucho para validar y dar sentido a una conciencia social en donde tiene
cabida el optimismo.

*Docente Universidad Católica de Pereira.

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