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El conocimiento es un reto constante

Autor: César Aristizábal

Es común escuchar que somos la sociedad del conocimiento, sin embargo, vemos que algunos problemas cotidianos siguen sin solución, es decir conocemos, pero no sabemos resolver. En este orden de ideas, hay que tener una discusión mucho más profunda sobre el tipo de formación que estamos recibiendo y los retos que nos
imponen los cambios tecnológicos, que en algunas ocasiones parecen superar por mucho al entendimiento colectivo.

Una educación sin contexto, sin un sentido ético y por fuera de un humanismo que trasforma las vidas de los que nos rodean no tiene mucho sentido. Es pertinente preguntarnos por las necesidades que tenemos y cómo podemos afrontarlas desde la academia, con la unión de la empresa y el sector comercial; el Estado y las
políticas públicas; las comunidades; y por supuesto, la universidad como eje articulador de esta cuádruple hélice.

Los avances científicos ligados a procesos de investigación son constantes y en este punto es pertinente preguntarnos por el gran debate que se ha dado en las últimas semanas sobre el Chat GPT. Esta inteligencia artificial tiene deslumbrados a todos los que han tenido la curiosidad de conocer su utilidad. Es tan revolucionario el desarrollo que muchos expertos se han atrevido a opinar sobre este, como el más grande avance después de internet. Es necesario reflexionar sobre el conocimiento y su impacto. En el caso particular de GPT su crecimiento acelerado nos tiene en vilo, puesto que empezó haciendo pequeñas redacciones y ahora está conectado a la red creando, cuando lo necesita, nuevas realidades, ya que cuando no tiene información necesaria sobre algún asunto se encarga de crearla, lo que impedirá en un futuro cercano reconocer que es verdad y que no. De hecho, en los últimos días, uno de los líderes en el sector de la innovación, Elon Musk quien ha estado al frente de estas tecnologías, propuso desconectarla para poder medir el impacto que está ocasionando en los diversos sectores.

Lo que indica que no cualquier adelanto, así parezca resolver situaciones necesarias, debe ser llevado a cabo sin un análisis previo, porque primero hay que garantizar que estas innovaciones están en resonancia con el desarrollo comunitario. Aquí se afianza la necesidad de fortalecer los comités de ética para que permitan analizar a futuro que podría pasar con lo que el pensamiento está produciendo. Seguirán llegando nuevos GPT y estaremos en la tarea de entenderlos para poder integrar estos inventos al bienestar común. Por todo esto es importante que se construya desde la primera infancia una cultura investigativa con una mirada ética, social y prospectiva. A veces hay que medir que el remedio no sea peor que la enfermedad.

*Docente Universidad Católica de Pereira.

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