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El ciclo de la violencia de género

Autor: Rosario Iodice

La permanencia de la mujer en relaciones violentas es un fenómeno complejo influenciado por una combinación de factores culturales, sociales, económicos y psicológicos. Los principales factores que contribuyen a la persistente violencia se relacionan con aspectos culturales y sociales en los cuales se normaliza el maltrato, considerándolo usual o aceptable.

Por el otro lado, las mujeres a menudo son educadas en contextos que refuerzan la aceptación de comportamientos abusivos como parte de la vida en pareja. Al mismo tiempo existe la falta de recursos materiales, así como la percepción limitada de las opciones disponibles como el apoyo social y los recursos legales y la dependencia económica del agresor hacen que las mujeres se desaniman en buscar ayuda o denunciar el maltrato. La falta de acceso a recursos materiales y emocionales necesarios para sobrevivir de manera independiente contribuye a la permanencia en relaciones violentas.

Adicionalmente existen otros factores de naturaleza psicológica que empinen que la mujer salga del ciclo de violencia, entre ellos se encuentra la fuerte inversión emocional y temporal en la relación, lo que genera expectativas de seguridad y estabilidad no cumplidas. El maltrato puede estar asociado con el síndrome de estrés postraumático y otras secuelas psicológicas que afectan la capacidad de las mujeres para reconocer su propia valía y tomar decisiones que promuevan su bienestar. La internalización de la culpa y la responsabilidad por el maltrato, hacen que las mujeres nieguen el maltrato, lo minimicen y justifiquen su agresor.

Según Walker existe un ciclo de violencia caracterizado por tres fases: la Fase de Tensión, donde la mujer experimenta ansiedad y miedo, trata de evitar conflictos y complacer al agresor. El hombre experimenta frustración y enfado, sintiendo que necesita ejercer control. Sus pensamientos pueden estar dominados por la sensación de falta de respeto o incumplimiento de expectativas por parte de la mujer.

En la Fase de Agresión la mujer experimenta miedo, dolor y confusión. Se siente impotente y busca protegerse a sí misma y a sus hijos (si hay). Los pensamientos están dominados por el miedo y la incertidumbre. El hombre experimenta un sentido de poder y control. Puede justificar sus acciones como necesarias para mantener el orden. También puede sentir culpa o arrepentimiento después del incidente.

En la Fase de Remisión la mujer siente confusión y ambivalencia cuando el agresor muestra arrepentimiento. Puede experimentar esperanza de mejora y miedo a que la violencia regrese, hay dudas sobre perdonar o permanecer en la relación. El hombre experimenta remordimientos y desea reparar la relación. Puede prometer cambios y minimizar la gravedad de su conducta (deseo de cambiar e impulso de control).

*Docente Universidad Católica de Pereira.

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