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Educación, fundamento de la sociedad

Autor: Heiller Abadía Sánchez

La educación tiene en sí misma la noble, pero compleja, función de transformar la realidad de las sociedades y de liberar las mentes de las sujeciones propias de los sujetos. Es entonces, que, al hablar de la educación, no sólo tocamos lo relacionado con la formación académica de los estudiantes que asisten a distintas modalidades ofrecidas por el Estado y el sector privado. Cuando el término educación es utilizado, es el pasado, presente y futuro de la sociedad la que está al tablero.

Por eso, al hablar de cultura y formación, es necesario tener como referente los procesos de educación que se establecen y ejecutan en las diferentes sociedades. La cultura hace parte de ese entramado de comportamientos, sensibilidades, subjetividades, inteligencias, alienaciones y demás elementos que circundan en el ser humano y su comunidad.

Por ello, la cultura tomada como una forma de caracterizar a la sociedad, debe estar estrechamente ligada con el periplo educativo, pues, es a través de éste que logramos articular los procesos de liberación y construir imaginarios colectivos que conlleven a la idealización de la educación como meta social de generación de mentes críticas y constructivas de una sociedad equitativa y con objetivos proactivos en el futuro.

La formación por su parte está implícita en el transitar de la educación y la cultura. Es decir, educación-cultura –formación, conforman una tríada que fundamenta el desarrollo humano desde los diferentes puntos de vista que la sociedad posee. Es este matrimonio triangular la sustentación de toda comunidad organizada, pues lo
generado mediante la internalización cultural y los adecuados contextos educacionales será siempre una sociedad lo fundamentada, analítica y propositiva frente a los cambios derivados de la acción política.

Con ello pretendo expresar que las fluctuaciones económicas, las de salud, trabajo, empleo, pobreza, cultura, formación, recreación, oposición, entre otras, llegan a su punto de equilibrio mediante la cimentación adecuada de la sociedad, es decir, una población con elementos suficientes para afrontar de forma crítica las
transformaciones y que pueda producir cambios en conveniencia de su propio ser y comunidad, es una sociedad con un concepto de educación planteado como proceso continuo y liberador que genera subjetividades que permiten crear en el ciudadano la conciencia política y la aprehensión de lo público como tema social y de incumbencia general.

Podría decir que la educación, la cultura y la formación, representan un solo ser, el cual interactúa con la sociedad, y como ser, debe ser formado, orientado y nutrido para lograr el desarrollo humano y social. Así, en el término de la distancia se edificará con cimientos sólidos una sociedad ideal que construye al ser humano y las relaciones con sus diferentes contextos.

*Docente Universidad Católica de Pereira

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