Ir al contenido

BÁLSAMO DE AMOR

Autor: Padre Diego Arcila Vélez

Al terminar el año de la Misericordia, el Papa Francisco ha concedido a todos los sacerdotes del mundo las facultades para absolver el pecado del aborto de modo indefinido, un permiso que solo había concedido durante este año y que marca de manera personal su Pontificado, el cual tiene como bandera el rostro misericordioso de Dios.

“Para que ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios, de ahora en adelante concedo a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado del aborto”, afirmó en el documento “Misericordia et misera” –Misericordia y fragilidad.

En dicho escrito, el Sumo Pontífice nos recuerda que “la misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia, sino que constituye su misma existencia, que manifiesta y hace tangible la verdad profunda del Evangelio. Todo se revela en la misericordia; todo se resuelve en el amor misericordioso del Padre”, detalló en su texto.

El Papa entiende el dolor humano que significa el que una mujer tenga que vivir el desastre terrible del aborto, él como pastor universal quiere llegar a cada una de las situaciones que lastiman y laceran el corazón ante una decisión que muchas veces es inducida por una sociedad que no garantiza una calidad de vida y un óptimo desarrollo del ser humano.

El Papa condena el aborto y lo señala como un flagelo abominable de la sociedad y le da -como siempre se lo ha dado la Iglesia- carácter de “pecado grave porque pone fin a una vida humana inocente”.

Hoy más que nunca el mensaje de la misericordia de Dios, solo podemos proclamarlo con credibilidad si nuestras expresiones y acciones están acompañadas por obras de compasión. Dios es siempre el mismo y es actual, su caridad se torna especialmente relevante en relación con la nueva evangelización.

Como predicadores y pastores, el Papa nos invita a llegar al corazón de los creyentes de modo concreto y teniendo en cuenta sus necesidades y sufrimientos. La misericordia nos toca a todos los sacerdotes y los laicos que debemos ser fermento en medio de una masa dañada por el mal y el pecado que poco a poco se envuelve en las tinieblas del rechazo a la vida y a su dignidad.

La nueva evangelización puede decirles a los alejados de Dios y de la Iglesia que como en la parábola del hijo pródigo que salió al encuentro de su hijo, está cerca de ellos otorgándoles su gracia y su misericordia -incluso aunque se hayan sentido lejos- para restituirles su perdón, su amor y lo más importante para que todos nos sintamos hijos de Dios.

*Rector Universidad Católica de Pereira

Scroll al inicio

Pagos en línea

Si tienes alguna duda o requieres de ayuda adicional por favor contacta con Gestión Financiera a través del PBX. 312 4000 EXT 1016 – 1007