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Inteligencia Artificial: ¿Enemiga o aliada?

Autor: Nelson Londoño Pineda

La inteligencia Artificial (IA) es un tema de fuerte análisis y debate en diversos ámbitos de la cotidianidad. Se entiende la IA como “la combinación de algoritmos diseñados con el fin de diseñar sistemas que presenten las mismas capacidades que posee el ser humano, como el aprendizaje, el razonamiento y la percepción, entre otros”. A pesar de la existencia de diferentes posturas, se identifican de manera homogénea cinco tipos de IA: Sistemas expertos, redes neuronales, deep learning, robótica y agentes inteligentes.

Se puede pensar que la IA se convertirá en un nuevo paradigma que, desde ya, está transformando la realidad del ser humano; y como todo modelo puede generar aceptación o resistencia. El hecho contundente es que la IA llegó para quedarse, está evolucionando y tendremos que adaptarnos a ella.

En el campo de la educación su aplicabilidad en desbordante; desde la disponibilidad de toda la información existente sobre un tema, la posibilidad de brindar soluciones a problemas específicos y la velocidad de respuesta en comparación con el ser humano.

Con la IA el aprendizaje se torna personalizado, dado que se puede adaptar a las necesidades de los estudiantes, gracias a la capacidad de detectar fortalezas y debilidades en éste (Sistemas de Tutoría Inteligente). Se facilita el proceso de evaluación automatizado y la retroalimentación para el estudiante; lo que permite al docente centrarse en procesos de evaluación más cualitativa.

La pregunta fundamental frente a este tema, en el ámbito de la educación, sería ¿Son hoy necesarios los docentes en el proceso de enseñanza aprendizaje?

La respuesta es sí, con algunos argumentos contundentes:

– La IA promueve una dinámica de aula de mayor interacción y participación; el docente se puede centrar en actividades más creativas y de alto nivel.

– No es posible que un sistema artificial pueda reproducir la pasión inherente a un ser humano que vibra con el ejercicio docente; con lo que ello puede generar en sus estudiantes.

– La experiencia vivida por el docente y la posibilidad de colocar el conocimiento en términos de contexto y compartirlo con otros.

A manera de conclusión, la educación debe convertir la Inteligencia Artificial en una aliada para los procesos de enseñanza aprendizaje; también se requiere que las instituciones de educación (en todos sus niveles) capaciten a los docentes para entender su naturaleza, su operatividad y como capitalizar estas nuevas herramientas al servicio de la educación.

La IA tiene el potencial de transformar la educación, pero su implementación debe garantizar que beneficie a todos los estudiantes de manera equitativa. Y, desde la perspectiva de los docentes, la flexibilidad mental que implique verla como una aliada y no como una enemiga.

*Vicerrector Académico, Universidad Católica de Pereira

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