Humanidad desconectada en tiempos de conexión

Humanidad desconectada en tiempos de conexión

Autor: Lorena Chamorro

La sabiduría popular del siglo XX mostraba el legado de una vida plena como el resultado de sembrar un árbol, escribir un libro y tener un hijo; dejando huella en la naturaleza, ideas para el mundo y una parte de sí en otra persona. En el mundo actual, esos criterios de realización personal se transformaron en factores de medición de impacto en redes sociales, retos de tendencias virales, maratones de series y videojuegos en plataformas digitales de entretenimiento.

En enero de 2025, la población total de Colombia era de 53.2 millones de personas, con un crecimiento interanual de 1.1%, según el informe del Digital 2025: Global Overview Report. Los usuarios de redes sociales eran 36.8 millones, con una dedicación diaria promedio de 3 horas y 25 minutos de interacción. El 89.5% de los 41.1 millones de usuarios de internet usa al menos una plataforma de red social; la más utilizada es WhatsApp, seguida de Facebook, Instagram y TikTok.

El uso excesivo de los dispositivos móviles en los jóvenes, aunque les permite tener acceso a la información, también los expone a riesgos como acoso cibernético, bullying, noticias falsas, y adicción digital. Las personas entre 13 y 25 años prefieren mantenerse aislados conociendo el mundo a través del celular, interactuando con inteligencias artificiales y manifestando sus gustos en redes sociales a través de un ícono de pulgar arriba o de un corazón.

Esa adicción digital impone retos en la capacidad casi nula de vivir sin estar conectados, sin saber si realmente es el celular quien controla al usuario. En consecuencia, son personas que prefieren pasar tiempo con su celular a tener una interacción que implique algún tipo de contacto social. Su comunicación se basa en menos palabras y más emojis, y su creatividad es reducida debido a la facilidad de consultar ideas con las inteligencias artificiales. No se desarrollan las habilidades blandas básicas, tales como, comunicación efectiva, trabajo en equipo, resolución de conflictos, pensamiento crítico e inteligencia emocional.

Los efectos de esa adicción digital afectan la salud mental, y se empeora cuando el algoritmo muestra perfiles de supuestas vidas perfectas con viajes, nuevas comidas, familias siempre sonrientes y trabajos de ensueño; aumentando los casos de frustración que desencadenan la depresión y la ansiedad, tan comunes el día de hoy.

El principal desafío es hacer un uso adecuado de la tecnología con los límites pertinentes para acercar a los que están lejos, sin alejar a los que están cerca; con inteligencias artificiales entrenadas con características cada vez más humanas, sin que se pierda la humanidad de los usuarios. Para lograrlo, es importante educar, recuperar vínculos reales y construir una sociedad más humana en la era digital

*Docente Universidad Católica de Pereira

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