Agradecidos con la madre tierra
Autor: Jhon Wilmar Toro
- octubre 27, 2017
No se sabe dónde se originó tal término, se dice que de los griegos, los germanos, el latín se apropia del concepto “terra” y otros dicen que es producto del calentamiento de otros elementos; sin detenernos en los conceptos, pensemos en la tierra como el espacio físico que se ve, se pisa, que causa susto cuando se mueve y que otros dicen “polo a tierra” o como decía el Papa San Juan XXIII “Pacem in terris”.
Esa porción física tiene vida propia y autónoma, tiene sentimientos, sufre cuando se le maltrata y se alegra cuando se le consiente, es maestra de buenas acciones, en el día se muestra fuerte contra el sol y las inclemencias humanas y en la noche devela su sagrado misterio produciendo hijos en plantas que alimentan, decoran y oxigenan.
Lo más curioso es su agradecimiento, su solidaridad con el ser humano. Si le das una semilla, ella te dará un fruto; si la riegas, te dará flores; si la maltratas, quemándola, envenenándola, guardará silencio continuando como si nada hubiera sucedido; sin embargo, ¿qué pasaría si la tierra se cansa de luchar, si un día decidiera no producir más?.
La humanidad puede generar conocimiento, tecnología, pero ¿producir alimento? Todos los seres vivos dependemos de este ser silencioso para vivir; desampara a un ser humano y al tiempo lo encontrarás perdido, abandona la tierra y la hallarás cargada de frescos verdes y en algunos casos de alimento.
Hace poco se celebró el día del árbol con la siembra de algunas especies, ¿pero acaso se pensó en la tierra que se rompió para depositar allí esta planta?; ¿se reflexionó sobre la importancia de esa madre que quedará al cuidado de ese pequeño hijo, que beberá de sus nutrientes para crecer y dar oxígeno a la humanidad?
No olvidemos que las plantas no nacen del aire. Sé agradecido con la tierra porque de ella fuiste tomado y a ella volverás.
*Docente de la Universidad Católica de Pereira