Acontecimiento ¿caída redentora? y esperanza
Autor: Carlos Andrés Hurtado Díaz.
- junio 11, 2021
En diferentes momentos de la historia, los acontecimientos han generado cambios y trasformaciones individuales y colectivos, ejemplos hay cantidades. El actual momento de una pandemia sin duda, pero mucho más aún el lugar en el que hoy se encuentra Colombia, con todas sus manifestaciones, sobre todo las de los jóvenes. Por supuesto no seremos los mismos antes y después de la pandemia del COVID 19, y quizás con mayor fuerza no seremos los mismos después de los acontecimientos actuales
Algunas creencias indican que la real autenticidad del ser se instala cuando se logra dejar atrás nuestro yo falso, y no es manteniendo distancia de la realidad sino por el contrario cuando justamente «caemos» en ella por completo, cuando y sin reserva alguna, nos entregamos del todo a ella. A esto se le denomina como una «caída redentora», un momento tal vez de iluminación, de desenredarse de la tela de araña de una ilusoria realidad y de entrar y dejarse caer a la realidad tal cual es.
Pero ¿qué es un acontecimiento?, es un concepto fundamental en tanto permite identificar aquello que a nivel personal o colectivo implica un giro completo. El acontecimiento es como una suerte de noción anfibia o múltiple; tal vez se trata de un desastre natural, de un escándalo público, de una intensa experiencia o decisión íntima, o por supuesto al triunfo del pueblo, un cambio político o también a la salvaje toma del poder por parte de las fuerzas militares. En conclusión, el acontecimiento, podría decirse, es el escenario que se instala entre el antes y el después de la vida del ser y de la sociedad.
Es hoy una época sin duda alguna acontecimental. ¿Pero acaso tales acontecimientos se instalan también en un momento de caída redentora? juzgue cada uno desde su yo entonces…
Solo espero que las transformaciones y cambios que se generaran gracias al acontecimiento que vivimos se pueda encarnar en un real momento de esperanza activa, NO una esperanza que lleve entre el extremo depresivo o maniaco, tales extremos totalmente nocivos y absolutamente desesperanzadores, por el contrario SI una esperanza que se eleve como el sostén más fundamental para la vida del ser humano y la colectividad, como aquel estado de ánimo que se nos instala frente a un mejor porvenir, una, que al decir de Freire en su pedagogía de la
esperanza, sea necesidad ontológica y nos direccione a una mejor vida, a una mejor sociedad. Una esperanza que tenga siempre en su ser la Eleutheria griega, tanto en su connotación política como cultural, es decir, que nos impulse a direcciones más sanas y democráticas.
*Docente Universidad Católica de Pereira