Dos píldoras para señalar lo esencial en la educación

Autor: Willmar de J. Acevedo Gómez

Las nuevas tecnologías son y serán parte fundamental de nuestra vida diaria, pero su existencia no significa por sí misma un avance en el proceso del aprendizaje. Pensar que la tecnología en sí misma es un avance significativo en el aprendizaje es como pensar que el paso del tablero acrílico significó un gran avance con respecto al tablero de tiza. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Por un lado, hablamos de los medios para enseñar y, por otro lado, hablamos de lo esencial, del “aprendizaje” que depende muy poco de la tiza, el tablero, el acrílico o la diapositiva. La mucha enseñanza no garantiza el aprendizaje, se puede estudiar mucho y aprender poco.

De tal manera que cuando asumimos la tecnología como un medio en el proceso de aprendizaje, reconocemos al mismo tiempo que lo esencial tiene que ver con los valores que permiten hacer un adecuado uso de esa tecnología.

Infortunadamente, y aunque no lo creamos, el mercado demencial en el que giramos sabe bien que sin una sólida educación en valores podemos ser presa fácil. Lastimosamente nos hemos quedado con una trasnochada y petrificada idea de los valores confundiéndola además con la moral. De un lado, la educación en valores es una educación mojigata, conservadora y con muy poco perfil filosófico que le dé profundidad y seriedad. Por otro lado, la educación moral está circunscrita a una u otra adhesión religiosa desligándola de su fundamental talante
filosófico. De este modo, hoy tenemos a mano tantas opciones que no hay oportunidad de elegir, mucho menos de discernir.

Si en el proceso de formación mantenemos el énfasis en la enseñanza, no tendremos resultados diferentes a los que hemos tenido hasta el presente. Por esa razón y consecuentemente, en el proceso de formación el énfasis ha de estar en el aprendizaje, lo que significa darle prioridad a la formación sobre la información. La formación tiene que ver con dinámicas autónomas de construcción de sí mismo y con el cultivo de las emociones y las relaciones con los otros.

El sistema educativo (primaria, secundaria y media) propone que la formación en valores es muy importante. Ahora bien, aquello que es verdaderamente importante implica tiempo. Entonces, ¿será importante la educación en valores a la cual el sistema le dedica una hora en la semana? En esta situación de confinamiento, el sistema educativo le está dando más importancia a las asignaturas que ellos llaman esenciales, y ética y valores no está ahí, no es esencial para el sistema. ¿No será que esta pandemia nos puede enseñar precisamente a apreciar lo
esencial?

*Docente Universidad Católica de Pereira

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